domingo, 24 de mayo de 2009

Amor y Primavera, Madre de Orquestas



Noventa años atrás, Gualeguaychú ya experimentaba el progreso generado por la producción del campo, con el esfuerzo común de sus hijos, criollos y adoptivos. Calles empedradas, ferrocarril, tranvía, teléfono, telégrafo, electricidad y algunos edificios de dos plantas. A las numerosas escuelas primarias se habían sumado dos establecimientos secundarios y contábamos con hospital, bibliotecas, teatro, frigorífico, molinos y otras industrias. Un grupo de vecinos, iniciaba por entonces la quijotada que nos daría después comunicación terrestre con Buenos Aires.

Numerosos clubes deportivos se habían fundado en la década del centenario y la vida social también tuvo sus cambios. Desde mucho antes existían las sociedades de bailes, creadas a ese exclusivo fin. La música había estado a cargo de sucesivos conjuntos en los cuales, los inmigrantes aportaban sus instrumentos y virtuosismo. Así se formaron las bandas del pueblo, las de las distintas colectividades o de alguna escuela, como la de Artes y Oficios.

Pero fue en la década de 1920 cuando Gualeguaychú tuvo su primera gran orquesta: Amor y Primavera. No podían haberle puesto un nombre más romántico y representativo de aquella belle epoque.

Tan en serio fue el emprendimiento de aquel grupo de músicos, que no sólo crearon el conjunto musical en sí, sino una asociación civil con todas las formalidades legales, que se llamó Sociedad Filarmónica Amor y Primavera. La palabra “filarmónica” significa “amigos de la música” y era usual la creación de este tipo de entidades. Esa denominación de la sociedad aludía, más al espíritu y objetivos de sus fundadores, que al tipo de música que ejecutaban, que por cierto, era de muy amplio repertorio. Tenía domicilio social, su sede en una casa alquilada, estatutos, comisión directiva, órgano revisor, libros de actas, balances, inventarios y reglamento.

Entre sus miembros directivos podemos mencionar a los siguientes músicos: Américo Spoturno, Ismael Rébora, Alejandro Jano Denegri, Kuroki S. Murúa, José María Bozzano, Adrián V. Ríos, Joaquín Godoy, Eduardo Fernández, Miguel Echandi y Juan Carlos Behigo, entre otros. Cada actuación se trataba y resolvía en reunión de Comisión Directiva, los días viernes; los ensayos se realizaban los martes.

El motivo del enorme prestigio alcanzado, es que cada uno de estos músicos era un virtuoso en su respectivo instrumento, es decir que juntos constituían una especie de selección. Sin perjuicio de que algunos brillaron en distintos instrumentos, como el caso de Kuroki Murúa que en esta orquesta tocaba guitarra y en las décadas siguientes fue un consagrado bandoneonista.

Interpretaban la música que gustaba en la época: valses, pasodobles, tangos y milongas, polkas, rancheras, shotís. Y un ritmo novedoso que comenzaba a imponerse: el fox trot. Amor y Primavera tenía una amplia gama de compromisos que abarcaban las veladas de las entidades recreativas de bailes como La Lira (que funcionaba en el local de la Societé Fracaise en Luis N. Palma, a media cuadra de la Plaza), La Aurora (funcionaba en el imponente local de Argentinos y Orientales en la misma calle), La Juventud (que no tenía relación con el club del mismo nombre) Sociedad Operari Italiana y otras. También en escuelas, de la ciudad y del campo, casas de familia, teatros y otros auditorios.

Pero sin duda el mayor protagonismo lo adquiría en los corsos de la época. Era el período de los palcos engalanados en la calle 25 de Mayo y coincidente con el auge de la más prestigiosa agrupación carnavalera de la época: La Comparsa de Nerón. Precisamente, ésta con Amor y Primavera eran los máximos atractivos de aquellos fastuosos carnavales.

En el carnaval de de 1927, por ejemplo, luego de acordar las condiciones con la Comisión Municipal de Corsos, la orquesta requirió el préstamo de algunos instrumentos de refuerzo para la ocasión, como un trombón que facilitó el Sr. José Sgrizzi y le fue adjudicado para su ejecución a Juan Centurión. También hubo que incorporar un flautista: Juan Antonio Rébora. En consecuencia, ese año la orquesta se integró para el carnaval con los siguientes músicos: violines, José M. Bozzano, Américo Sopturno, Juan Carlos Behigo, Ismael Rébora y Alfredo Sgrizzi. Trombón: Juan Centurión; flauta: Juan Antonio Rébora, mandolín: Eduardo Fernández; guitarras: Joaquín Godoy, Kuroki Murúa, Juan Del Valle y Salvador Rébora.

Para la ocasión contrataron el camión del Sr. Juan Antonio Uriarte¸ quien no cobró por su alquiler, a cambio de solventarle algunas reparaciones. El vehículo era engalanado para las salidas en carnaval; algunas veces lo adornaban con una lira u otro instrumento; en otras ocasiones lo carrozaban con la figura de un cisne.

Entre las escuelas que más visitaban, se recuerda a la de la Srta. Torrilla que organizaba bazares a beneficio del establecimiento. También concurrían seguido a la escuela del Barrio Franco que dirigía la Sra. Ángela G. de Gavazzo. Para esas actuaciones fijaban un precio especial: $ 60. También amenizaban casamientos, bailes en el campo, viajaban a Urdinarrain y otras localidades vecinas y actuaban en casas de familia, como p, ej., en las del Sr. Ricardo Nieto y Don Ernesto Rossi, entre otros.

Para la década del 30 la sociedad Amor y Primavera se había disuelto. Sin embargo, algunos de sus músicos continuaron actuando junto a otros colegas, en diferentes agrupaciones estables o espontáneas, algunas sin nombre. Para entonces se habían incorporado José P. S. Merello (Palito), Alfredo Angerosa, Elizondo, Cachicho Delmagro y otros. De esos continuadores surgieron las dos grandes orquestas que ocuparían la escena en las décadas siguientes: las de Kuroki Murúa y Alfredo Orlando Angerosa. Algunos de los eximios integrantes de Amor y Primavera aparecen en los años subsiguientes integrando la célebre orquesta del Maestro Luis Quaranta que incursionó en la música clásica.

Nos ocuparemos de esas otras orquestas más adelante, pero queríamos recordar hoy a la prestigiosa agrupación de los años veinte, madre y modelo de sus continuadoras.

El entonces suntuoso edificio de "Entre Argentinos y Orientales" que aún subsiste en calle Palma. En su salón de plata alta se realizaban los bailes de "La Aurora".

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