domingo, 11 de enero de 2009

Gualeguaychuenses en la Frater



Hasta la década de 1910 Gualeguaychú no tuvo colegios secundarios. Por ello, la mayor parte de los pocos que accedían a ese nivel concurrían al Histórico Colegio del Uruguay. Entre los más brillantes de la época del Rector Alberto Larroque, se recuerda a Olegario V. Andrade.

En la generación siguiente -fundadora de esta entidad- se destaca Fray Mocho, aunque eran ya numerosos los copoblanos que se educaban en el Colegio. Tan era así, que en los documentos fundacionales de 1877 se registran los nombres de Emilio Marchini, José A. Casacuberta, Facundo Grané entre otros. Y aunque su nombre no está consignado en el acta de la histórica asamblea del Teatro 1 de Mayo, nadie ignora el papel de "fogonoero" que tuvo el altruista y soñador Juan F. Bidart.

En los tiempos siguientes, muchos gualeguaychuenses de prestigio pasaron por el Colegio y la Fraternidad. Entre ellos podemos recordar a Eduardo Goñi, Antonio y Rogelio Babuglia, Daniel Elías, Félix Etchegoyen, Angel Fontana, Domingo Chichizola, Pedro Jurado, Francisco P. Duboscq, Eric Otto Kunath, Juan José , Pastor E. y Adolfo Britos.

EL SIMBOLO DE LA FRATERNIDAD.

Es interesante recordar el papel de dos estudiantes gualeguaychuenses en el nacimiento de la figura que desde hace 110 años se constituyó en el emblema de la Fraternidad. Obviamente nos referimos a las dos figuras jóvenes que elevan una antorcha simbolizando magníficamente la asociación entre la juventud y el saber. Gracias a la colaboración de los Dres. Germán Duboscq, Hugo Bacigalupo y su Sra. Maria Laura Amatriain hemos podido rescatar esta interesante anécdota.

Allá por 1897, durante el Rectorado de José Benjamín Zubiaur , el Director de la Casa de Internos Cipriano de Urquiza elige a dos fraternales de Gualeguaychú, para concurrir a tomarse una fotografía con vista al símbolo en ciernes. Los alumnos eran Luis María Daneri del cuarto año y Pedro Olaechea de tercero. Seguramente que el buen ojo de Don Cipriano se posó en ellos, no sólo por su aspecto personal, sino además por su vivacidad, a juzgar por lo que luego ocurrió. Con sus mejores ropas domingueras concurrieron a la casa de fotografía del francés Lachaise. Mientras éste hacía sus aprontes, los modelos vieron un tubo de cartón que por entonces servía como envase para los rollos de negativos. También había en un cesto un poco de viruta de papel y fue entonces cuando a Luis María se le ocurrió armar con esos elementos una antorcha que elevada en la mano derecha de Pedro, ambos miraban en el momento del fogonazo de magnesio.


Así nació el símbolo de la Frater en el que Gualeguaychú estuvo presente través de dos avispados estudiantes. Luego el francés los citó para regalarles a cada uno una copia de la foto. Con el correr de los años Luis María Daneri a quien conocí ya octogenario allá por 1960, fue un brillante abogado, eximio orador, Diputado Nacional y constituyente entrerriano en 1932. El fuste intelectual de Pedro Olaechea no pudo en cambio dar sus frutos, porque murió al filo de los 40 años cuando en 1923 regresaba luego de presenciar la pelea Firpo- Dempsey en EEUU y sus restos fueron arrojados al mar.

Pasados muchos años de la histórica fotografía, Luis Maria Daneri envió una carta a su amigo Florencio López en la que relataba esta anécdota y obsequió su foto a la entidad.

La interesante misiva fue transcripta en la edición especial para el Centenario que publicó La Calle en Mayo de 1977

Todo esto significa que la vinculación actual que muchos gualeguaychuense tenemos con la Frater nos viene de vieja data.